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martes, 15 de noviembre de 2011

LA APOSTASÍA ES UN DERECHO





La apostasía es un derecho que el ser humano tiene para renegar de la Iglesia corrupta y manipuladora de la conciencia humana. Desde la aparente conversión del emperador Constantino, la religión cristiana adoptó todos los vicios del gobernante tirano, el poder déspota y no pocas veces criminal. Los papas siempre se arrogaron la infalibilidad de su verdad y sembraron la conciencia del pecado, que es tanto como decir, que amedrentando con la culpa la clase sacerdotal podía otorgar el perdón, y así adueñarse de sus conciencias. Un crimen históricamente bien ejecutado hasta el día de hoy, sobre todo en España.

Como sabes, AMAL está organizando una apostasía colectiva para el día 20 de diciembre a las 12h. Aunque el acto de apostatar es individual, de hacerlo así no tiene ninguna repercusión y nosotros pretendemos que tenga visibilidad, es decir que sirva para animar a miles de ciudadanos a que se decidan a dar ese paso. Por eso queremos realizar este acto colectivo.

Puedes ver el evento en Facebook pinchando aquí:


Si piensas participar, ¡no lo dejes para el último momento! El primer paso es: conseguir la partida de bautismo. Si no sabes dónde te bautizaron, pregunta a tu familia más cercana. Una vez tengas localizada la parroquia, ve (o llama) y pide la partida de bautismo. ¡Es muy fácil!

Pronto te diremos cómo seguir. También puedes verlo en nuestra página web: 

domingo, 30 de octubre de 2011

LA IGLESIA CÓMPLICE DEL GENOCIDIO EN NOMBRE DE DIOS



Más joyas del fondo inédito del fotógrafo leonés Manuel Martín

PEIO H. RIAÑO MADRID 30/10/2011



Foto: Pedro Taracena

Aquel día todo el universo estaba contento: "Hasta el Sol se sumó al acontecimiento de despedida a los heroicos soldados de la Legión Cóndor, a los cuales debemos en León no sólo la gran parte que les corresponde en la seguridad material y bienestar que hemos disfrutado, en contraposición de las angustias de otras ciudades amenazadas por la aviación pirata', sino por el magnífico ejemplo de su disciplina, de su férrea y formidable organización y de la bondad que hace de estos hombres verdaderos niños". El diario Proa, de la falange leonesa, remataba las galas con la que el dictador Francisco Franco dijo adiós a la escuadra de la muerte, en el aeródromo de Virgen del Camino, el 22 de mayo de 1939.

En un día tan luminoso, las tropas que partían dejaban un recuerdo imborrable en los leoneses: no podía faltar nadie. El diario de León contaba: "Un gentío inmenso" desbordaba la base. Y pasaba lista: "En el campo, los heridos y mutilados de guerra, las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, entre las que recordamos a los excelentísimos señores obispo de la diócesis doctor Ballester, gobernador civil, alcalde con todos los concejales, y en fin, todas las personas representativas de León". Quien no contaba era Manuel Martín, reportero anónimo y por cuenta propia, que tomó instantáneas para vender en su laboratorio.

La jerarquía católica ofreció auxilio espiritual a las tropas facciosas

El fotógrafo entre medallas, aviones, discursos y esvásticas, vio la larga fila de "todas las personas representativas de León", apretadas tras la larga bandera que cambió de color España. En el centro, entregado al saludo nazi, Carmelo Ballester Nieto, que siete días antes era ordenado obispo de León. No entró a dirigir su diócesis hasta un mes después de la foto, tal y como cuenta el polémico Diccionario Biográfico de la Academia de la Historia.

"Gracias a sus dotes diplomáticas se introduce en las esferas dirigentes de la sociedad y de la Iglesia española", dice la obra de la RAH sobre Ballester. En amplia reseña, se apunta que, además de hacer "de altavoz de la conciencia católica en una sociedad abatida por la ola de propaganda sectaria" (en la República portuguesa, ojo), destacó por sus dotes políticas: "Ejerciendo de obispo fue llamado con frecuencia a los Consejos de Estado, principalmente desde su puesto de procurador de las Cortes españolas. Su presencia en las Cortes patentiza las relaciones entre la Iglesia y el Estado, vigentes en tiempo del general Franco", como escribe Antonio Orcajo.

En el centro, entregado al saludo nazi, estaba el obispo Ballester Nieto El historiador Fernando Hernández, autor de Guerra o revolución (Crítica), aclara que la Iglesia, en su concepción de la Guerra Civil como cruzada, participó en los frentes con voluntarios en los requetés tradicionalistas y ofreció auxilio espiritual a las tropas facciosas. "La Iglesia participó y legitimó moralmente con su presencia los actos ceremoniales, en los que tomaban parte tanto las unidades nacionales como sus aliados extranjeros italianos y alemanes", explica.

Y recuerda que con Pío XII la Iglesia defendió al nacional-socialismo como freno del bolchevismo. "Pacelli intervino antes de la llegada de Hitler al poder para que el partido del Zentrum alemán colaborara para facilitar el acceso del líder nazi a la cancillería. Por tanto, no habría nada chocante en la comparecencia en las mismas tribunas de miembros de la jerarquía eclesiástica con altos mandos alemanes", añade.

La Iglesia católica ofreció auxilio espiritual a las tropas facciosas Por cierto, Hernández descubre en la significativa foto de Manuel Martín, a una figura parecida a Arconovaldo Bonaccorsi, Conde Rossi, "que ensangrentó Mallorca al frente de sus Dragones de la muerte', escuadras de falangistas locales especializados en el asesinato, la violación y el pillaje". Se refiere al personaje tocado con gorro negro fascista, perilla y bigote, que en las crónicas del día aparece identificado como "el agente de Italia señor Gabioli, con uniforme fascista". Ese día el sol salió para todos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

RELATIVISMO PAPAL






AUGUSTO KLAPPENBACH

PÚBLICO 

Filósofo y escritor

Ilustración de Federico Yankelevich

La visita del papa ha generado numerosos comentarios sobre su financiación con dinero público, la desmesura de sus celebraciones y, en general, sobre la oportunidad de la implicación del Estado en un acto religioso realizado en un país aconfesional. Sobre estos temas creo que está todo dicho.
Pero, terminada la visita y felizmente recuperada la vida normal de Madrid, quizás sea el momento de reflexionar acerca de algunos de los temas que el papa ha tratado en sus discursos. Una de sus ideas más repetidas es la contraposición que denuncia entre “el relativismo moral” que impera en las sociedades que han abandonado las creencias religiosas y la “radicalidad evangélica” que predica la Iglesia y que fundamenta una ética solidaria basada en valores firmes. La idea no es nueva y antes de esta visita había sido uno de los ejes de su enfoque pastoral.
Supone por lo tanto el papa que la religión constituye una garantía para la conducta moral y, más aún, que sin ella la moralidad corre el peligro de caer en un relativismo en el que “todo vale” y prevalecen los intereses particulares sobre el bien común.
Dos argumentos pueden oponerse a esta doctrina papal. El primero es de tipo histórico. Es verdad que el cristianismo, en su mensaje original, inaugura unos principios morales novedosos que abren el camino para una ética de fraternidad universal. Pero este mensaje cristiano poco tiene que ver con la moral que impone la Iglesia cuando se convierte en un poder hegemónico. Durante los siglos en los que ha prevalecido la religión como ideología dominante, la moral pública no pasa por sus mejores momentos: ¿habrá que recordar la intolerancia religiosa, los crímenes de la Inquisición, la sumisión de la mujer, la bendición a los opresores? Hay que esperar a la Modernidad, un movimiento que no es precisamente religioso y al cual la Iglesia se opuso con todas sus fuerzas, para que surjan trabajosamente y con muchas contradicciones algunos valores morales coherentes con lo que el cristianismo predicó en sus orígenes, como la aspiración a una fraternidad universal, la tolerancia religiosa y los derechos humanos. Muchos de esos valores, como la libertad religiosa y la separación de Iglesia y Estado, fueron condenados explícitamente por la Iglesia. “Pestilente error” llamaba un papa a la libertad de conciencia.
Pero existe también una razón filosófica contra ese argumento que defiende la dependencia religiosa de la moral. Benedicto XVI tiene fama de teólogo ilustrado y supongo que conoce la postura de Kant sobre el tema. El pensador alemán sostiene que toda moral que no se fundamente en la decisión autónoma, libre y responsable del ser humano se reduce a obedecer normas impuestas desde fuera y carece de valor ético. Y eso, aun cuando el origen de tales normas sea un mandato divino. Dicho en otras palabras: la mera obediencia a los mandamientos de Dios no implica ningún mérito moral. Los valores morales, para ser auténticos, deber surgir de una decisión autónoma del hombre y no de la obediencia a un mandato externo, cualquiera que sea su origen. Y en este sentido la moral es anterior a la religión: aunque Dios no existiera, los deberes morales no perderían nada de su fuerza.
Desde luego, Kant era cristiano y creía en Dios, aun cuando la Iglesia incluyó sus obras en el Índice de libros prohibidos. Pero para él Dios no era un legislador que impone sus mandatos, sino la coronación del orden moral, el que hace posible que la felicidad sea el resultado –no el premio– de la vida buena. Y desde este punto de vista la religión no constituye ninguna garantía de moralidad. Tampoco, por supuesto, de lo contrario. Muchos creyentes adoptan, quizás sin saberlo, la concepción kantiana y concilian sus valores morales con sus creencias religiosas sin necesidad de utilizar esta últimas como un instrumento para controlar su conducta.
Pero queda por resolver el segundo término del argumento papal. ¿Una moral sin Dios es necesariamente relativista, de modo que sus decisiones dependen de la conveniencia de cada momento y carecen de valores absolutos? También aquí pueden aducirse dos tipos de argumentos. El primero se basa en la experiencia: no parece que el ejercicio de la religión tenga alguna influencia en la calidad ética de la conducta de los seres humanos. Buenas y malas personas, relativistas y no relativistas, las hay equitativamente repartidas entre diversas creencias e ideologías. Pero, además, suponer que una moral laica renuncia a valores absolutos y cae necesariamente en el relativismo implica, como mínimo, una total ignorancia sobre el tema. Volvamos a Kant: según él, el criterio moral por excelencia consiste en considerar a toda persona –también la propia– como un fin en sí misma. Es decir, en valorarse a sí mismo y a todos los demás no como meros instrumentos que pueden ser utilizados según la conveniencia del momento sino como poseedores de un valor absoluto, un valor que no depende de su utilidad sino que descansa solamente en su condición de seres humanos y que por lo tanto merece respeto. Nada más lejos del relativismo moral que el papa condena, y que está presente, es verdad, en algunas versiones de éticas posmodernas, pero que de ninguna manera puede extenderse a la moral laica en general. Una moral sin Dios no carece de absolutos, entendiendo por tal aquello que vale por sí mismo: sólo que el absoluto no está situado más allá del mundo, sino en la misma tierra. Son los seres humanos de carne y hueso y no un código moral que proviene del más allá.
Creo que la radicalidad ética que postula el papa resulta mucho mejor asegurada por el respeto a todos los seres humanos que por la obediencia a mandatos cuyo supuesto origen divino le ha costado el cuello a más de una persona.

lunes, 29 de agosto de 2011

LOS KIKOS: SECTA O LOBBYISTS




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El ejército de una nueva evangelización

PÚBLICO JESÚS BASTANTE MADRID 29/08/2011 

Tras su demostración de fuerza al término de la JMJ, el Camino Neocatecumenal de Kiko Argüello se confirma como el movimiento católico más pujante. "¡Yo no estoy loco! El Señor me ha dicho: Kiko, hay que preparar 20.000 sacerdotes para China. ¡Y aquí hay 300.000!". Y una riada de jóvenes que escucha a Kiko Argüello salta del asfalto y se dirige al altar de Cibeles. El espectáculo vivido el pasado lunes en Madrid, como guinda de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), define a la perfección el estilo y la efectividad del Camino Neocatecumenal, el ejército para la nueva evangelización de la Iglesia católica en el mundo. Al lado del líder, el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, sonríe: según la organización, 5.000 chicos y 2.300 chicas comenzarán, a partir de ahora, un "proceso de discernimiento" para convertirse en curas y monjas. Apenas el 10% lo acabará siendo, pero eso no se cuenta. Lo importante es el músculo demostrado en pleno centro de Madrid. "Aquí estamos, dispuestos a dar la vida por Cristo", afirma Argüello.


LOS KIKOS A LA DERECHA DE DIOS PADRE


"¡Yo no estoy loco! El Señor me ha dicho: Kiko, hay que preparar 20.000 sacerdotes para China. ¡Y aquí hay 300.000!". Y una riada de jóvenes que escucha a Kiko Argüello salta del asfalto y se dirige al altar de Cibeles. El espectáculo vivido el pasado lunes en Madrid, como guinda de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), define a la perfección el estilo y la efectividad del Camino Neocatecumenal, el ejército para la nueva evangelización de la Iglesia católica en el mundo.Al lado del líder, el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, sonríe: según la organización, 5.000 chicos y 2.300 chicas comenzarán, a partir de ahora, un "proceso de discernimiento" para convertirse en curas y monjas. Apenas el 10% lo acabará siendo, pero eso no se cuenta. Lo importante es el músculo demostrado en pleno centro de Madrid. "Aquí estamos, dispuestos a dar la vida por Cristo", afirma Argüello. 
Para descargar el trabajo completo:LOS KIKOSEn la fotografía: Argüello, Hernández y Pezzi, con Benedicto XVI. El carismático, la teóloga y el sacerdote...EL PAPA Y LOS KIKOS

LAICISMO Y CLERICALISMO



Foto: Pedro Taracena

PÚBLICO 29 de agosto de 2011 Óscar Celador Profesor de Derecho Eclesiástico del Estado y de Libertades Públicas La jerarquía católica utiliza habitualmente el término “laicista” para descalificar, bien a aquellos que se oponen a que las administraciones apoyen financiera o institucionalmente proyectos de naturaleza confesional –como la reciente visita del papa a Madrid–, bien a los poderes públicos cuando aprueban normas o reconocen derechos que permiten a los ciudadanos realizar actividades contrarias al ideario católico –como el matrimonio entre personas del mismo sexo–. La Iglesia católica entiende que el Estado no puede regular determinados sectores de la vida civil (como la educación, la familia o la muerte digna) en contra de sus principios de fe, so pena de convertirse en un Estado laicista. Asimismo, los sectores más conservadores defienden la tesis de que el laicismo es uno de los principales culpables del profundo proceso de secularización que desde la Segunda Guerra Mundial asola Europa en general, y a los países tradicionalmente católicos en particular. Las posiciones clericales sólo pueden comprenderse adecuadamente si se tiene en cuenta que históricamente en la Europa católica, bien la Iglesia católica era un auténtico poder político que perseguía directamente la herejía a través de tribunales como la Inquisición, bien los estados ejercían de brazo secular obligando a todos sus ciudadanos a profesar la verdadera fe, como ocurrió en nuestro país durante la dictadura franquista. Ahora bien, es insólito que la Iglesia católica se harte de calificar a nuestro país como laicista, cuando España es probablemente el país europeo más generoso económica e institucionalmente con ella pues, entre otros muchos privilegios, financia su labor confesional y benéfica, y permite que controle prácticamente la mitad del sistema escolar financiado con recursos públicos concertando sus escuelas (algo único en Europa). Las acusaciones mencionadas sólo pueden entenderse en el marco de un clericalismo exacerbado que no conoce límites gracias a la cobardía política que han exhibido tradicionalmente nuestros gobernantes, y al hecho de que la Iglesia católica española todavía no haya realizado la Transición democrática que en estos años ha abordado de forma ejemplar la ciudadanía española.

domingo, 28 de agosto de 2011

EL FRANQUISMO ULTRACATÓLICO



Foto: Pedro Taracena

Es evidente que los valores que defendía Fraga sirviendo la dictadura del Caudillo, son los mismos valores del Partido popular actual, en su maridaje con la Iglesia. El Partido Popular es el franquismo que se proyecta en el siglo XXI: El concepto de familia del cardenal Rouco, Aznar, Rajoy y Gallardón, es el mismo concepto de familia de Benedicto XVI, los Kikos, el Opus Dei y los Legionarios de Cristo Rey. El PP nunca denunciará los acuerdos con la Santa Sede, pero que el Gobierno los mantenga, supone un agravio al pueblo español y la Constitución. Pedir que los hijos legítimos del franquismo, condenen el genocidio, mientras la Iglesia cómplice de los crímenes, beatifica a los suyos, es una ingenua pretensión:


domingo, 21 de agosto de 2011

LA CONFESIÓN



Foto: Pedro Taracena Gil

Mi pasado como creyente yo diría que fervoroso, me permite comprender a los actuales católicos y sus manifestaciones. Fui producto genuino del nacional-catolicismo impuesto por los vencedores en la Guerra Civil. Contubernio entre la Iglesia y las fuerzas militares, falangistas, caciques, monárquicos y capitalistas. Yo fui uno de los españoles que no sólo se aprendió la doctrina cristiana al pie de la letra, sino que se la creyó con auténtica fe ciega. El catecismo del padre Ripalda en su niñez y el Mortarino en su adolescencia, modelaron mi perfil de hombre dócil al eslogan: “quien obedece nunca se equivoca”. Sacaba un sobresaliente en Religión, mientras en Matemáticas sacaba un cinco. Y así fue, me convertí en un fiel adepto defensor de los predicados de la Iglesia. Mi verdadera conciencia católica, apostólica y romana se fraguó en el confesionario. Aunque la clase y el púlpito contribuyeron a mi educación católica, el confesionario fue decisivo para castrar mi sexualidad de niño y de adolescente. Nada de lo que yo pudiera sentir en mi cuerpo me estaba permitido. Nada de lo que yo pudiera razonar con mi libre albedrío, me estaba autorizado. La razón estaba sometida a la fe, y si mi razón cuestionaba algún artículo de fe, debía de someterme a su total irracionalidad. En aquel siniestro cuchitril, el confesor cargaba de culpas mi conciencia para hacerme esclavo de una doctrina que yo creía que me hacía más libre. Todos los postulados que ahora y siempre configuran el credo católico, fueron asumidos por mí, respetando puntos y comas. ¿Cómo ha sido posible que se haya producido el cambio? Como toda transformación ha sido paulatina, siguiendo un proceso de deseducación. Es decir, eliminar la enseñanza inculcada y reemplazándola racionalmente por otro comportamiento asumido con más humanismo. No fue nada fácil ya que el sentimiento de culpa y el temor al castigo divino, no eran fáciles de erradicar.



Foto: Miguel Ángel Rodríguez Fernández

La Constitución Apostólica Gaudium et Spes del concilio ecuménico Vaticano II, me hizo comprender que la doctrina cristiana podía prestar un servicio al mundo actual. Las encíclicas de Juan XXIII, Mater et Magistra y Pacem in Terris, así como la Populorum Progressio de Pablo VI, me hicieron romper el paradigma que la Iglesia había sostenido, sobre todo en España, después de muchos siglos. Y según yo razonaba descubría que la doctrina de Cristo interpretada por “su” iglesia, estaba prostituida, e iba asumiendo la Teología de la Liberación, que sí era una respuesta cristiana basada en las Bienaventuranzas. También pude comprobar que esta respuesta teológica era molesta al poder eclesiástico. El prelado Óscar Romero y el jesuita Ignacio Ellacuria, eran mártires por defender a los desvalidos, con el silencio cómplice de la púrpura eclesial.



Foto: Miguel Ángel Rodríguez Fernández

La Iglesia oficial optó por minimizar los efectos del concilio y haciendo algunos retoques en la liturgia, siguió apegada al poder dando la espalda a los necesitados. En el caso de España, estudiando la historia más reciente, cuando mi conocimiento de estos hechos fueron contrastados y razonados, mi espíritu crítico me liberaba más de los viejos prejuicios religiosos. Descubría que la distancia entre la doctrina original de los cuatro evangelios y la praxis de la Iglesia cada día era más insalvable. Además la complicidad de la Iglesia en crímenes de lesa humanidad, que comenzaron el día 17 de julio de 1936 que hasta la fecha han quedado impunes, me hicieron reaccionar y apostatar del estamento eclesiástico, que nada tiene que ver con la doctrina dictada por aquel Jesús de Nazaret, hijo de un carpintero. El montaje de la Iglesia universal, poniendo en escena una estructura medieval al servicio del siglo XXI, es un esperpento. Un disparate al servicio del poder con el cual está en perpetua connivencia. Bajo el pretexto de que: “Su reino no es de este mundo”, sólo procura la salvación de las almas; ignorando todo lo que supone la Declaración Universal de los Derechos Humanos; depreciando la felicidad de la humanidad.



Foto: Miguel Ángel Rodríguez Fernández

Una vez situado en este lado de la realidad, sin despreciar que la trascendencia es una cuestión de cada uno en privado, mi postura ante este esperpento eclesial ha de ser activa. De crítica y denuncia de todo aquello que va en contra de la voluntad laica del pueblo. Esta lucha comenzó con el Renacimiento, siguió con la Reforma protestante, más tarde la Ilustración, el Liberalismo, el fin de las monarquías absolutistas, rompiendo la alianza trono altar, ejemplo drástico de ello, la Revolución Francesa y la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. En el siglo XX se logra la Declaración Universal de los Derechos humanos en 1948. Todos estos avances se han hecho logrando romper el maridaje Iglesia Estado. El poder ya no viene de Dios y el monarca ya no masacra a su pueblo. El rey reina pero gobierna. El poder emana legítimamente del pueblo y queda establecido en la Constitución. Cuando esta evolución europea se compara con la España de esa misma época, mi agnosticismo se reafirma y a pesar de la terquedad episcopal, yo soy de hecho un apostata legítimo, aunque no formal. La libertad de expresión conquistada en España, me concede y así hago uso de condenar, en nombre de la justicia y la razón el maridaje anacrónico de hecho entre la Iglesia y el Estado. La gestión de la política en el Estado laico, obedece a organizar la convivencia como si Dios no existiera. La religión debe de salir de las escuelas públicas. Con el dinero del pueblo no se puede financiar ninguna religión. Las propiedades de la Iglesia que sean obras de arte o de interés público, deben ser propiedad del Estado. De otro modo, su conservación y restauración deben ser por cuenta del estamento eclesial.




Foto: Miguel Ángel Rodríguez Fernández

La postura timorata del Gobierno, pidiendo aquiescencia a la Iglesia para dar una solución al Valle de los Caídos, es la prueba de la pérdida de papeles y la sumisión del Estado a la Iglesia. Este siniestro lugar fue mandado construir por el dictador sanguinario, en memoria al triunfo aplastante sobre la República y los que la defendieron. Como no podía ser de otro modo albergó en esta nefasta caverna a un cenobio benedictino. Evidentemente sus crímenes hicieron propietarios de este lugar a: Franco y su ejército, a la Falange y el Movimiento Nacional, y a la Iglesia que bendijo la masacre como Santa Cruzada. Y de hecho han exhibido su victoria día tras día. El Gobierno no está legitimado para acordar con la Iglesia nada de espaldas al pueblo. La necrópolis que sepulta la montaña de Cuelgamuros es del Estado. La abadía es patrimonio del Estado como el monasterio de El Escorial, y la basílica es también del Estado y además tienen algo que decir los familiares de los republicanos y nacionales que están ahí sepultados con su consentimiento o sin él. La Constitución no autoriza al Gobierno a negociar en régimen de igualdad a la Iglesia y al Estado. Toda concesión a la Iglesia aleja la reconciliación entre las dos españas. Ya son demasiadas brechas abiertas: Franquistas y sus víctimas, republicanos y nacionales, derechas e izquierdas, ricos y pobres, familia cristiana y las otras familias, el 15-M (*) y el 20-N (**), y ahora católicos y laicos. El comportamiento del Gobierno es una buena forma de fosilizar la Constitución, sin resolver sus exigencias.



LA DECADENCIA DE LA CONFESIÓN

Foto: Pedro Taracena Gil


(*) El 15-M es el movimiento del cual surgió PODEMOS.
(**) El 20-N es la fecha en la cual murió el Caudillo de España Francisco Franco.


DIFERENCIA ENTRE EL 15-M Y LAS JMJ



Foto: Pedro Taracena Gil

Carta publicada en PÚBLICO (21/08/2011) 

Resulta muy fácil ver las diferencias entre ambas. Por poner algunos ejemplos, en las del 15-M se habla de solidaridad, mientras que en las de la JMJ de caridad. En una se piensa ,en la otra se dogmatiza. En una se razona, en la otra se tiene fe. En una hay que luchar por el espacio, en la otra te lo regalan los poderes políticos. En una se critica la usura de los bancos, en la otra son patrocinadas por ellos. En una se participa, en la otra se asiste. En una se hacen propuestas, en la otra se acata la infalibilidad del papa. En una se lucha por cambiar el mundo, en la otra por conservarlo. En una se reciben “hostias” y en la otra se las comen. En una se quiere acabar con la pobreza, y en la otra dar limosnas. En una se decide por consenso, en la otra por inspiración divina. En una caben todas las opiniones, en la otra sólo las de la jerarquía. En una hay personas, en la otra, como dice la Biblia, “pastores y rebaño”. 

José García Cea 
Madrid

miércoles, 17 de agosto de 2011

ESTADO LAICO ¡YA!


MANIFESTACIÓN DE MADRID QUE DECLARA AL PAPA PERSONA NON GRATA

Haced clic sobre la imágenes 

De mis impuestos, al papa cero

Aborto, es mi libertad, es mi decisión

(+) PLACER Y GOZAR (-) REZAR
Jesús estaría con nosotros

DESPRESTIGIO DEL CATOLICISMO


PÚBLICO 17 DE AGOSTO DE 2011



Francisco Delgado

Presidente de Europa Laica. Diputado en la legislatura de 1977

Ilustración por Miguel Ordóñez

El nacionalcatolicismo toma aire y sol estos días en Madrid utilizando espacios y recursos públicos. A través de los medios de comunicación, sus soberbios y ancestrales mensajes (incluidos los perdones masivos a pecados terrenales) llegan a todo el orbe católico. Al mismo tiempo, sus voceros, clérigos o seglares, atacan con el furor de una cruzada medieval a un supuesto “laicismo intolerante y radical”, confundiéndolo con la serena y creciente secularización de la sociedad, porque en su paranoia piensan que su religión única y verdadera está amenazada por los “enemigos de Dios”. 

No se dan cuenta de que esos imaginarios enemigos los tienen dentro como consecuencia de: actuaciones de sus jerarcas o de sus grupos más fundamentalistas; la visibilidad de las riquezas acumuladas durante siglos (la mayoría de las veces, a sangre y fuego o con leyes que les favorecen); sus dogmas caducos y, en ocasiones peligrosos, en materia de familia, de orientación sexual y sexualidad, de igualdad de género, de vida y de forma de muerte. Estas, entre otras, son las causas de su alejamiento de una sociedad plural cada vez más racional, más libre en su conciencia. 

Hace unas semanas, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, ofrecí una conferencia sobre Religiones y laicidad y, una vez más, una persona dedicada a la enseñanza del catecismo en las escuelas públicas amablemente me increpó sobre el hecho de que cada año se quedaba “con menos alumnos”, argumentando que era consecuencia “de una secularización creciente que amenazaba la moral de la ciudadanía”. Esta persona hablaba de la moral católica como si fuera de la Iglesia católica no hubiera otra moral. La respuesta que le di no fue muy complicada: “La causa no es la laicidad y la secularización, sino sus dogmas y el desprestigio de la institución católica oficial, de la que usted depende”. 

Cada día que pasa, los medios de comunicación (en especial las televisiones) ocupan más espacio en difundir los actos y fastos del evento católico, en proporción directa con la caída de la audiencia en esos momentos. Esta semana y hasta el domingo casi todo van a ser noticias del “acontecimiento”, con el permiso de los mercados, de la pugna electoral PP-PSOE y del fútbol. 

Benedicto XVI, como otras veces, llega en su interesada doble condición de “pastor” de sus fieles y como jefe de un Estado ficción: el Vaticano. Y viene a un Estado real, con una democracia formal, aunque “confesional” en lo institucional, que concede enormes privilegios de tipo simbólico, jurídico, tributario, económico y en concesión de servicios, vulnerando el principio de igualdad y de aconfesionalidad que establece nuestra Constitución. 

Cientos de cargos públicos y altas autoridades del Estado van a rendir pleitesía a la jerarquía católica y a su máximo mandatario que, presumiblemente y una vez más, rodeado de una parafernalia escandalosa, hará críticas a nuestras leyes democráticas, a nuestra plural forma de convivencia y atacará otras iniciativas que se han quedado sin debatir en esta legislatura, como la ley de libertad de conciencia, la ley de muerte digna o la de igualdad de género. 

Los miles de jóvenes de muchas nacionalidades que estos días visitan algunas de nuestras ciudades, además de Madrid, se llevarán la impresión de que están en “territorio católico” por la forma que les han organizado el viaje. La realidad es muy distinta. Los diferentes territorios que conforman España no se reducen a los confesionarios del Retiro, ni a los montajes de Cuatro Vientos y Cibeles. (Por cierto, en esta plaza el macroaltar tapa simbólica y calculadamente el magnífico edificio civil del ayuntamiento). España es plural, diversa, tratamos de convivir personas de cientos de convicciones, organizadas o no. Esta es la impresión que deberían de llevarse los jóvenes, pero no va ser así. Los que algún día puedan volver a visitarnos, como ciudadanos y no como siervos, lo entenderán mucho mejor. 

La mayoría de la ciudadanía no es católica practicante. Menos de un tercio declara serlo, otro tercio aproximado se declara creyente y/o cristiano no practicante; un porcentaje pequeño pertenece a otras religiones organizadas, y casi un tercio se declara ateo, indiferente, agnóstico, etc. Entre la ciudadanía menor de 30 años la situación cambia mucho: sólo el 9% se declara católico practicante y el 49% agnóstico, ateo o indiferente. 

Por ello, por justicia y para construir el Estado democrático y de derecho, hay que situar toda simbología religiosa en la esfera de lo personal y privado; hay que eliminar el privilegio de exenciones tributarias, como el IBI y otros, a la Iglesia católica (ahora que en Europa se está reclamando); se ha de denunciar (o no aplicar) el Concordato (Acuerdos de 1979); hay que elaborar una ley de libertad de conciencia que clarifique situaciones frontera que generan gran confusión entre las iglesias y el Estado; la enseñanza del dogma religioso ha de salir de la escuela financiada con fondos públicos; y, por fin, se ha de adecuar a la realidad social actual la Constitución en su artículo 27 (sobre la formación religiosa y moral) y especialmente en el 16 (eliminando la mención a la Iglesia católica). 

Benedicto XVI se irá con su séquito y nuevas casullas bordadas. Por fin se abrirán espacios públicos para el disfrute general. Se harán cuentas y cábalas. Mientras, la secularización de la sociedad seguirá avanzando, al mismo ritmo que aumenta el desprestigio de esta Iglesia de popes, boato, hipocresía, soberbia y riqueza. Entretanto, con otros problemas de fondo, los partidos mayoritarios, en su ceguera, permiten y fomentan privilegios caducos, de otra época.

BENEDICTO XVI, EL IMPOSTOR


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El carnaval de Madrid

El hijo del carpintero está en África

En el carnaval montado en Madrid con motivo del encuentro de Benedicto XVI con la juventud del siglo XXI, abundan las máscaras de la hipocresía, en términos bíblicos, el fariseísmo. La puesta en escena pretende epatar los eventos protagonizados por un tal Jesús de Nazaret, hijo del carpintero. Burda farsa que produce nauseas al contemplar de qué forma se falsifica la doctrina, que se pretende defender hasta la muerte. Los adefesios exhibidos por la Iglesia derrochan anacronismo perverso. Es repugnante al entendimiento humano que España haya sido elegida para el proselitismo in extremis de un monarca medieval. Paralizar la historia en la época donde el poder venía de Dios y era el rey quien masacraba en su nombre a súbditos y vasallos. Por increíble que parezca, este estado de cosas no se limita a un auto sacramental esperpéntico y desubicado en el tiempo. Es utilizado con claras intenciones de aumentar la cota de poder, de quienes en el Reino de España han sido y son, los grandes caciques de veinte siglos de Historia. En este bullicio de bazar callejero, sin duda, la juventud es la parte más ingenua del reparto. Su inocencia les hacer pasear su mansedumbre al ruido de la esquila que pende de su cuello. Son corderos encaminados hacia el ancestro enmohecido que les aleja del siglo que les ha tocado vivir. Este espectáculo es indigno de un mundo que en el año 1948, escribió para ser cumplida la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Habrá hipócritas que se rasguen sus vestiduras por estas palabras y las tachen de radicales, extremistas, intolerantes o fanáticas. Este osado cronista sólo pretende narrar todo aquello que contempla su mirada. Eso sí en un román paladino, es decir en un idioma claro que defienda la verdad. Cuanto más se analiza esta letanía de arcaicos disparates, su impacto con la sociedad española y el mundo globalizado que nos llega a través de los medios de comunicación, es difícil de superar el escándalo que supone para el sentido común. Cada institución se ha ocultado bajo la máscara del personaje que le ha tocado desempeñar: En principio, Ratzinger, que viene en representación del cristianismo que se prostituyó un día del siglo III, en el que tuvo lugar la pseudo-conversión al cristianismo del emperador Constantino. No viene a encontrarse con los parias de la tierra. Llega a un país católico desde la conversión Recaredo en el siglo VI, pero ausente de sensibilidad cristiana. Es un sacrilegio contra la humanidad contemplar en los telediarios secuencias del beaterio madrileño, mezclado con la hambruna africana ¿Cuántas vidas salvarían las mitras, anillos y capas pluviales de los purpurados príncipes? Es como vivir en un mismo sueño, los años bíblicos de las plagas y el esplendor del Vaticano. Falta valentía y sobra hipocresía para gritar a los peregrinos que les han equivocado la Meca de destino. Su lugar está en África no en España. Pero el rosario de responsables y de fariseos es más grande. El Estado español es el primer responsable en la institución monárquica. El Rey debía renunciar a recibir a un homónimo que condena nuestra legalidad democrática. El Gobierno con un retraso de 36 años que debía de haber denunciado los acuerdos con el Vaticano por anticonstitucionales. Y otro culpable de estos hechos bochornosos es la Iglesia española y las fuerzas que fueron cómplices del derrumbe de la República y del genocidio franquista. Estos eventos que constituyen el hito más vergonzoso de la reciente historia democrática de España, tiene la complicidad del Partido Popular y los medios afines y aparentemente menos afines. Todos ellos se mueven cual marionetas al son de las oligarquías que son su polea de transmisión. Son escasos los medios que se atreverían a hablar en esta lengua. Mientras, los turistas peregrinos y los peregrinos turistas, cantan y bailan esperando al vicario de cristo, pero el Cristo con mayúscula está en África. Es decir el hijo del carpintero.

jueves, 21 de julio de 2011

LA CLASE SOCIAL DE LOS SANTOS



Foto: Pedro taracena Gil

La mayoría de los santos canonizados por la Iglesia católica proceden de las clases altas. El proceso de beatificación y canonización corresponden a criterios políticos definidos por las autoridades de la Iglesia.


Puedes descargarte el artículo completo: LA CLASE SOCIAL DE LOS SANTOS



martes, 19 de julio de 2011

LA JUSTICA POR LA GRACIA DE DIOS



Foto: Pedro Taracena Gil

Las relaciones del Reino de España y la Santa Sede se rigen por "los acuerdos", que no "concordato", legal y jurídicamente pre constitucionales. Son continuidad del nacionalcatolicismo impuesto por la dictadura como botín de guerra por haber contribuido decisivamente en el Alzamiento Nacional y en la Santa Cruzada. La Iglesia está manchada de sangre por haber colaborado en la contienda fratricida y en el genocidio franquista. La Iglesia en la actualidad impone al Gobierno y éste soporta, acepta y financia, su influencia en la enseñanza y en la intromisión de los obispos españoles en la democracia constitucional y laica. Es insostenible que el Gobierno mantenga este status perverso con quien ha hecho tanto mal a nuestro pueblo. España es una democracia aconfesional y la Iglesia debe quedar recluida en lo privado. En el púlpito y en el confesionario, donde es maestra en manipulación de conciencias. Dos ejemplos de la contaminación religiosa de los nostálgicos jueces, con reminiscencia de cuando el Derecho Canónico, era ley civil en la católica España.




lunes, 27 de junio de 2011

SEPARACIÓN REAL IGLESIA ESTADO



Foto: Pedro Taracena Gil

Cumplir el mandato constitucional de la aconfesionalidad del Estado

Separación real, de hecho y de derecho de la Iglesia y el Estado.

Denuncia de los Acuerdos con la Santa Sede

Enseñanza laica

Aportación del Estado a la Iglesia Católica cero €uros

No financiar la visita del Papa a España

sábado, 25 de junio de 2011

QUÉ SOMOS, QUÉ HEMOS SIDO Y QUÉ QUEREMOS SER...



Foto: Pedro Taracena Gil

Tiene toda la razón, María Dolores de Cospedal, cuando asiste a la procesión del Corpus Cristi en Toledo; “haciendo gala de lo que somos, de lo que hemos sido y de los queremos ser”. Sin que la nueva presidenta de Castilla La Mancha, hiciera estas magistrales declaraciones, la televisión ya nos había pasado la secuencia que nos recordaba el más rancio franquismo pasado bajo palio. La ceremonia que brindaba la catedral ponía en escena, una vez más, la alianza trono-altar (políticos y clérigos). El Cardenal Primado de Toledo, revestido de pontifical, tocado con mitra; reafirmando su poder eclesial en su báculo, y Cospedal tocada con teja y mantilla, han representado el maridaje perfecto entre la Iglesia y el Estado. La presencia militar entonando el himno nacional, ha sido la farsa sostenida ante la Constitución aconfesional. Para que esta ceremonia hubiera sido como las mantenidas por el nacionalcatolicismo, han faltado dos detalles: que el cardenal hubiera dado a besar a la señora presidenta el lignum crucis, en la puerta del templo, y que hubiera hecho la entrada bajo palio en la sede primada. No obstante, a pesar de la ausencia de estos protocolos se ha cumplido: lo que somos, lo que hemos sido y lo que queremos ser. Si se le preguntara a esta dama sobre el significado de sus palabras, seguro que no lo asociaría con el franquismo; para ella y los de su partido, ese tema es como si habláramos de Viriato o Almicar Barca, pero aunque ahora los conservadores se mueven como pez en el agua en una Constitución, que desean fosilizada, están ligados para siempre al genocidio franquista. Por dos razones: porque no lo condenan y porque tienen las mismas alianzas que tuvieron en “la guerra y en paz”. La Iglesia, el capital, los caciques y los falangistas, versión del fascismo español. Hoy la España popular está exultante de alegría, por el triunfo electoral. Sin embargo, sería apasionante que nos dijera la católica Cospedal: qué somos, qué hemos sido y qué queremos ser, los españoles que no hemos ido a la procesión del Corpus Cristi.

Fedra Doncel 

Guadalajara (España)

UNIVERSO SIN DIOSES



Foto: Pedro Taracena Gil

Cada día creo más que la muerte del cuerpo solo extingue la existencia en el plano material. Intuyo que el Universo (sin Dioses) funciona con engranajes de sincronismo a nivel de partículas subatómicas. Luego tengo fe en que todo está conectado, y que la felicidad es solo un estado espiritual al que todos somos capaces de acceder. Como consecuencia, apoyo la telepatía y el envió remoto de energía positiva. Revitalizo así la convicción de que la amistad y el amor son las únicas energías radiantes colmadoras de riqueza y plenitud. Y las solas herramientas capaces de sanar la más oscura de las fuerzas negativas. Estoy leyendo un libro del filosofo Hindu Depack Chopra. Es sobre física cuántica y la interrelación cósmica de todo ser viviente o inerte.
Es curioso reflexionar que cada una de nuestros trillones de células, que cumplen por si solas billones de ciclos ordenados, poseen una sabiduría independiente para crear armonía somática desde nuestra concepción. A su vez estas, están compuestas de átomos, los cuales están rodeados de electrones flotantes, que se componen de partículas subatómicas. Al final, estas partículas, son movidas por una energía en forma de hondas que desconocemos, pero las cuales, probadamente a nivel científico, están interrelacionadas con cualquier materia viva o inerte. El impulso de una, activa el de la más cercana formando un ciclo infinito en cadena. Sincronicidad es su definición. Lo cual prueba que nuestras decisiones anímicas y las materiales, provocan reacciones imperceptibles en toda materia a nuestro alrededor. Somos creadores de nuestros pensamientos y estos a su vez, deciden eventos. Una fórmula para explicar que nuestra conciencia, desencadena acontecimientos desde el puro nivel anímico o inmaterial. No puedo hablar de esto prácticamente con nadie. O se ríen, o me toleran con benevolencia. Da igual. Sumergidos en un cerco de autosatisfacción material y ego. Pero el caso es que empecé a investigar el tema sobre lo publicado y en mi mente. Apenas hace dos años. Curiosamente, a lo largo de este ciclo, me he ido desprendiendo de una endémica epidermis física compuesta de miedo, dudas, incertidumbre, o autoincriminación. Y he logrado exitosamente verme al revés de lo impuesto por nuestras culturas occidentales, empachadas estas de falso éxito material como panacea para la felicidad, o de autorecriminaciones personales por la incapacidad de alcanzar los resultados esculpidos en piedra por sociedades y estructuras culturales de raíces Calvinistas: el éxito material es tan positivo como necesario. ¡Y a Dios le agrada! O sea, que a Santa Teresa, San Francisco de Asís, o Gandhi les pueden dar por detrás... Perdón, pero personalmente creo más en subirme al tren de los tres místicos. Mis valores fundamentales actuales reposan en la compasión, la entrega, y la búsqueda de la plenitud espiritual. No son solo palabras. Son un credo personal que reviso y aplico a diario. Me he quitado una losa de encima comprendiendo que no soy un cuerpo con una posible alma, sino un ser espiritual dotado de cuerpo material. Por eso no temo nada ni a nadie porque ya he ido a través de la muerte. Y la he aceptado serenamente.Cuando me perdieron en un quirófano del Sur de Florida con las tripas fuera, de pronto se apago todo. Alguien asombrosamente hábil hizo que volviera a latir el pulso. En realidad no se siente nada ni se ve ningún túnel de luz. Inconscientemente recuerdo solo un vacio insondable. Luego me desperté en una habitación con tubos insertados en cada orificio de mi cuerpo flotando sobre una nube de morfina. En la misma habitación había también una ventana y alguien muriéndose a mi lado. Comprendí que se me había brindado una nueva oportunidad. Desde entonces, reflexionando periódicamente sobre ello, he pasado por una larga transición cuyo propósito no debe ser otro que el entendimiento de mi parte espiritual, y la consecución de la felicidad compartida con todo y todos los que así lo entiendan o incluso lo nieguen.
Carlos
California

miércoles, 22 de junio de 2011

LA RELIGIÓN NO TIENE SITIO EN LA EVOLUCIÓN

"La historia de la ciencia ha sido la de intentar vencer a la religión"

A través de la Historia ha sido la razón la que se ha opuesto a la de-sinrazón. El Renacimiento situó al hombre en el centro de la vida y comenzó el largo camino de la libertad. La Reforma protestante intentó racionalizar el fanatismo de la Edad Media. La Ilustración sólo consiguió moderar el despotismo del rey. El Liberalismo fue gestando la separación Iglesia-Estado. Y la Revolución Francesa vino a proclamar los derechos del ciudadano, que con la ejecución de los reyes, acabó con la monarquía absolutista, cuyo poder venía de Dios. No obstante, hay países como España que el maridaje Iglesia-Estado y la alianza trono-altar, están patentes a pesar de dotarse de una Constitución aconfesional. La situación tiene una explicación, que no justificación. La dictadura franquista impuso el nacionalcatolicismo, y los actuales franquistas, es decir, el Partido Popular, no tienen la menor intención de separar lo laico de lo religioso, y mucho menos condenar la dictadura. Y los socialistas mantienen en vigor los vergonzosos e inconstitucionales acuerdos con la Santa Sede.
Por todos estos motivos, nunca está de más contar con la bocanada de oxígeno de científicos que nos sitúen en el siglo XXI. Frente a la Iglesia y el Estado que se preparan para la visita papal, financiando la farsa de su presencia con dinero público, y de las empresas del IBEX-35 y otras, cuyo capital elude los impuestos; estando a buen recaudo en los paraísos fiscales.




martes, 14 de junio de 2011

"DECIR QUE TODA LA BIBLIA ES CIERTA HACE QUE LA GENTE CREA COSAS ESTÚPIDAS"


NUÑO DOMÍNGUEZ MADRID 14/06/2011

Edward O. Wilson, biólogo y padre de la sociobiología. El investigador busca en hombres e insectos los fundamentos del comportamiento social. 

Edward O. Wilson permanece calmado hasta que se le pregunta por las hormigas. Entonces se revuelve en la silla, gesticula describiendo la ferocidad de unas mandíbulas, imita con sus manos el paso de un ciempiés y sonríe hasta con el ojo que se cegó mientras pescaba cuando tenía 7 años. Aquel muchacho "fascinado por los bichos" nacido el 10 de junio de 1929 en Alabama (EEUU) se convirtió en todo un caballero de la Universidad de Harvard. Allí escandalizó a sus colegas y cambió el rumbo de las teorías de la evolución basado en las hormigas, el animal con sociedades más complejas después del hombre. 



sábado, 11 de junio de 2011

SÍMBOLOS RELIGIOSOS Y SENTIDO COMÚN




Foto: Pedro Taracena Gil


ÓSCAR CELADOR

Profesor de Derecho Eclesiástico del Estado y de Libertades Públicas

La negativa del Gobierno a reformar la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, añadida a su falta de coraje político para regular la presencia de símbolos religiosos en los espacios tutelados por los poderes públicos, ha permitido que el recién nombrado presidente de las Cortes Valencianas pueda colocar, junto a los símbolos constitucionales, una Biblia y un crucifijo en la mesa de la cámara. La regulación vigente ni prohíbe ni permite expresamente la presencia de símbolos religiosos en las cámaras parlamentarias, pero el sentido común indica que la presencia de dichos símbolos en un contexto de esta naturaleza es una falta de respeto a los principios elementales que inspiran nuestro modelo político democrático, y especialmente a la aconfesionalidad o laicidad del Estado.
La colocación del crucifijo en la mesa de la cámara no obedece a motivos históricos, artísticos o culturales, tan solo se debe al hecho de que el presidente de la cámara así lo ha decidido discrecionalmente. Con esta decisión, el presidente de la cámara, primero, parece ignorar que las Cortes Valencianas no son el salón de su casa, sino la institución que representa al pueblo valenciano, a través de sus parlamentarios, y en la que, por lo tanto, todos ellos deben sentirse a gusto con independencia de su ideología y religión; y segundo, incumple con su deber institucional de representación de la cámara, ya que con su actuación transmite a la sociedad valenciana la idea de que sus cortes no son religiosamente neutrales.
Asimismo, es irónico contemplar cómo algunos parlamentarios se empecinan en tomar posesión de sus cargos públicos en presencia de símbolos religiosos, pese a que se trata de un acto de naturaleza exclusivamente civil que simboliza su compromiso con el pacto constitucional, y uno de sus ingredientes nucleares es la neutralidad ideológica y religiosa de los poderes públicos. Esto no quiere decir que los parlamentarios no tengan derecho a la libertad religiosa; es más, este derecho está amparado precisamente por el texto constitucional cuyos principios se comprometen a garantizar en el acto de toma de posesión, pero deben ejercer dicho derecho en un contexto ajeno al de su función como servidores públicos.

PÚBLICO, 11 DE JUNIO DE 2011

domingo, 1 de mayo de 2011

EL PRESERVATIVO Y EL PAPA BEATO




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Magistral lección sobre la TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN. Manel Fontdevila

Benedicto XVI es sin duda el papa contemporáneo que más se acerca a los perfiles de Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII, conservadores y maestros de la ortodoxia católica, al margen del mundo que consideraron como el causante de todos los males por negarse a organizar la vida del hombre como Dios manda. El Papa Ratzinger ha cerrado el paréntesis de conservadurismo que abrió su predecesor Juan Pablo II. Los pontificados de Juan XXIII y Pablo VI, fueron sin duda años de avance y acercamiento hacia el mundo actual. No obstante, la línea del actual Vicario de Cristo en la tierra es coherente con su principio de custodiar el depósito de la fe católica, llegado a sus manos a través de la Historia de la Iglesia, pero con un celo extremo para lograr que sea el mundo quien deba aceptar, asumir y cumplir su doctrina incólume. Jamás un gesto de acercamiento al siglo XXI, en sus formas, símbolos y realidades. El reino de la Iglesia “no es de este mundo”. Los problemas de la sociedad actual, no merecen un mínimo cambio en la férrea y única doctrina verdadera.
Contemplar esta imagen del Papa en una primera lectura, es fácil calificarla de desfasada y un tanto ridícula, pero jamás se puede considerar incoherente. Es preciso situarse en el siglo que realmente representa, para entender el mensaje papal. Las religiones no existen para resolver los problemas a las mujeres y los hombres. No están para la salvación de sus cuerpos, sino para salvar sus almas...

domingo, 24 de abril de 2011

¿Ateísmo? Sí, gracias




Foto: Pedro Taracena Gil

PÚBLICO 24 de abril de 2011

NAZANÍN AMIRIAN

Las religiones se multiplican, y en su pulso por hacerse con más fieles, y así con más poder, provocan distintas modalidades de guerras religiosas. De paso, propagan sus reglamentos totalitarios y desahucian al pensamiento racional del espacio de la reflexión. Esa vasta oferta religiosa hace que la crisis de fe, que antaño llevaba al creyente a cuestionar los fundamentos de su cosmología (a menudo racistas, androcéntricos, belicistas, cruel hasta con los recién nacidos), ahora termine en la conversión a un credo de similares características. Que hoy la implicación de los jefes religiosos en asuntos turbios no escandalice a sus adeptos es porque aquellos dioses, creados por un primitivo ser humano hace miles de años, eran a su imagen y semejanza.

El secularismo, una de las conquistas más brillantes de la humanidad, garantía para evitar conflictos entre los fanáticos religiosos (pues el principal adversario de un religioso es otro religioso y no un ateo), sucumbe hoy ante el hábil juego del chantaje-victimismo de quienes controlan la espiritualidad de los fieles. Los ateos, unos desde la condescendencia, menosprecian el peligro de la capacidad de la fe –siempre ciega-, en movilizar a entregados devotos, y otros levantan la bandera antirreligiosa, dividiendo a los ciudadanos por su credo.

Hoy, es más vigente que nuca el lema: “¡trabajadores de todo el mundo, uníos!” contra el gremio mundial de caraduras que siguen vendiendo el cielo a los pobres, quedándose las riquezas de la tierras.

Respetar a un devoto no significa tolerar sus irracionales convicciones. El contenido de los libros sagrados debe ser debatido sin censura, para democratizar el acceso a una información que ha estado bajo el control abusivo del clérigo.

Sería un milagro construir una sociedad justa y libre con una ciudadanía que acepta arcaicos dogmas sin contrastarlos, justifica las desigualdades económicas y sociales en nombre del destino asignado y que, rehén de los miedos, base sus principios en una moralidad mercantilizada, pendiente de castigo y recompensa.

Un ateísmo valiente y comprometido es aliado de una espiritualidad libre y sin “médiums”.

viernes, 22 de abril de 2011

LAICISMO



Foto: Pedro Taracena Gil

"El sentido universalista de los derechos humanos nos recuerda la necesidad de desarrollar un marco constitucional para la sociedad mundial multicultural que está naciendo". Jügen Habermás. Alemania 1929.

"El problema es que la democracia realmente pluralista no puede volver a una religión, ni anti-religión civil, por consolador que pudiera parecer, sin traicionar sus propios principios". Charles Taylor. Canadá 1931.

"Cohabitar es algo anterior a cualquier comunidad posible, a cualquier nación o vecindad. Podemos escoger dónde vivir y con quién, pero no podemos escoger con quien cohabitar la tierra". Judith Butier. EEUU 1956.

"Las formas dominantes de las religiones están adaptadas a la codicia y el miedo y el fanatismo. Por tanto, adaptadas a la indeferencia del statu quo por los pobres y los trabajadores". Cornel West. EEUU 1963.