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sábado, 17 de enero de 2015

LAS CARICATURAS DE MAHOMA Y EL PAPA FRANCISCO



Delacroix

Por Pedro Taracena Gil

Para llegar a comprender los execrables crímenes yihadistas precisamente en Francia, y las diversas reacciones que están teniendo en el mundo occidental e islámico, así como la reacción papal, es preciso analizar los dos mundos enfrentados: La fe y la razón. El ámbito laico y el religioso. Así como el humanismo resultante de ambas posturas ante la sociedad, la política, la ética y la moral.



Los hechos objetivos antes de entrar en las motivaciones que unos justifican y otros condenan, son deleznables barbaries contra el hombre. Que constituyen un atentado a la dignidad humana con ausencia de atenuantes y sí con todos los gravámenes hasta el infinito. Las sociedades en las cuales se contamina la fe y la razón, dicho de otro modo, sociedades que se constituyen en teocracias o en estados confesionales, sobre todo en el siglo XXI, estos dos valores tienen difícil conjugación. Ejemplos de teocracias en la actualidad tenemos en estado puro dos: El Estado de la Ciudad del Vaticano y la República Islámica de Irán. En estos estados el poder viene de Dios y es la clase sacerdotal quien gobierna a los ciudadanos que se les suele denominar fieles. En Ambos casos, como sucedía en el antiguo Israel, un solo código alberga todas las observancias de cualquier naturaleza. Como ejemplos de estados confesionales tenemos repúblicas árabes que tienen cierta influencia de la sharia, es decir, leyes religiosas y en ocasiones también civiles que provienen del Corán. No hace falta salir de España para encontrar un estado confesional, la dictadura de 1939 a 1978 da fe de ello. Se constituyó en estado oficialmente confesional bajo el yugo del nacionalcatolicismo, donde el Derecho Canónico era ley civil y el Caudillo de España lo era por la Gracia de Dios.




Para mejor entender el estatus francés, es presido determinar que se trata de un estado laico, donde la religión es una observancia privada, ajena a la inspiración de la política y las leyes. La Revolución Francesa marcó un hito en la Historia, guillotinó a los reyes que eran de origen divino y lo más importante, proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789. En la actualidad se rigen por la V República, que recoge la tradición laicista sobre los valores de: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Desde siempre Francia ha hecho gala hacia el exterior y el interior de ser la vanguardia de la libertad, la acogida y la tolerancia.



LIBERTAD IGUALDAD FRATERNIDAD

El choque de estas dos civilizaciones, la republicana laica y la islámica yihasita, entran en conflicto porque los valores religiosos de ambas no tienen el mismo grado de respeto e inviolabilidad. Para la República Francesa el ser humano está en el centro de la vida pero es criticable y el humor puede ser transgresor de todo aquello que vaya en contra de la libertad de expresión. El ejemplo del papa Francisco de que, si se meten con su madre, él les pagaría un puñetazo, no vale como ejemplo. Para un humanismo laico el centro del universo no es Dios ni lo divino, es el Hombre. Hacer caricaturas de Mahoma, un personaje histórico del siglo VIII, no es ofender a ninguna persona que en el siglo XXI le pueda afectar. Es como si nuestros contemporáneos se ofendieran si faltáramos al respeto a los Dioses del Olimpo o hiciéramos caricaturas eróticas de la diosa Atenea o de los héroes míticos de la Ilíada o la Odisea.




Esta evolución ya ha sido establecida en el mundo occidental, aunque algunos países sigan anclados en el Medievo. En el Quattroccento en Italia, cien años antes que en España, surgió el Renacimiento. Movimiento que colocó al hombre en el centro de la vida, desplazando a Dios a las conciencias individuales. Los países que hoy están a la cabeza del laicismo, son países que se apartaron de la ortodoxia católica y avanzaron por el camino de la razón. Constatando que los países del entorno islámico su evolución es más lenta con focos graves de radicalización. Desde el punto de vista de los valores de la República conquistados en Francia, no se puede considerar que las caricaturas de Mahoma sean una provocación que induzcan al crimen. Y evitarlas sería una concesión a la intolerancia de aquellos que no usan la razón. Lo que es evidente es que la manifestación de algunos políticos en País fue una farsa de cara a sus respectivas galerías. 










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